Sustentabilidad

De la Responsabilidad Social Empresarial al ESG

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Las preocupaciones de la sociedad forzaron grandes cambios en las empresas. El interés por el cuidado del medioambiente llevó a que las compañías aplicaran estrategias medibles para seguir siendo elegidas e incluso, para recibir financiamiento.
Índice

En 1953, el economista estadounidense Howard R. Bowen trató por primera vez el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en su libro “Social Responsibilities of the Businessmen”. En él cuestiona a las empresas la responsabilidad de devolver a la sociedad lo que ella les brinda.

Así, se definió a la RSE como el conjunto de políticas, valores y prácticas que una empresa lleva a cabo, a fin de contribuir a la sostenibilidad económica, social y medioambiental de la sociedad en la que se encuentra y opera.

Esta visión ética de los negocios no sólo incluye el impacto directo de la empresa en la sociedad y el medioambiente, sino que también implica la responsabilidad de la empresa en la contribución a la mejora de la calidad de vida de la comunidad local en la que opera, es decir, en la vida de sus clientes, proveedores y colaboradores.

En la década de 1970, en Estados Unidos comenzó a consolidarse la RSE gracias al concepto de “contrato social” entre la empresa y la sociedad declarado por el Comité para el Desarrollo Económico en 1971. Este contrato se basa en la idea de que la empresa funciona debido al “consentimiento” público. Por lo tanto, las empresas tienen la obligación de atender constructivamente las necesidades de la sociedad.

En la década de 1990s, el profesor emérito de la Universidad de Georgia, Archie B. Carroll, desarrolló la “Teoría de la pirámide” en la que propone los cuatro compromisos sociales que las empresas deben asumir: económicos, legales, éticos y filantrópicos.

Gráfico de la Teoría de la pirámide de Carroll: En la base se encuentran las responsabilidades económicas, seguidas de las legales, éticas y por último la responsabilidad social o filantrópica.

 

Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es otro término con el cual las organizaciones nombran las acciones que realizan con el objetivo de impactar de manera positiva en la sociedad y el medioambiente. Tanto la RSC como la RSE son voluntarias y demuestran el compromiso asumido con el entorno. Ambas suponen una visión de negocio a largo plazo en las cuales la reputación institucional y la competitividad comercial son elevadas, mientras que ciertos riesgos son mitigados. Pero ¿en qué se diferencian? La RSC comprende empresas, corporaciones y todo tipo de organizaciones, independientemente de su tamaño, actividad o sector; mientras que la RSE, solo incluye empresas.

 

Sustentabilidad y sostenibilidad

La Real Academia Española (RAE) define a la sustentabilidad como "que se puede sustentar o defender con razones”, y a su vez, sustentar significa “conservar algo en su ser o estado”. Por su parte, la sostenibilidad es descripta como “que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”.

Por esto, podemos definir que algo “sustentable” es aquello que se mantiene por sí mismo o se conserva -si se trata de forma adecuada-; mientras que algo “sostenible” implica la existencia de procesos que ayudan a crear un entorno social mejor y más respetuoso con el planeta.

El desarrollo sustentable debe entenderse como un proceso que busca encontrar el equilibrio entre el medioambiente y la explotación de los recursos naturales, evitando alterar la conservación y el estado en el que estos se encuentran, protegiendo los sistemas naturales y la calidad de vida de las personas. Se centra en el uso racional de los recursos. La reutilización y el reciclaje de objetos y materiales están íntimamente relacionados con este concepto; al igual que la implementación de energías y tecnologías limpias.

En 1987, la Comisión Mundial de Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (ONU) definió al desarrollo sostenible como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades” y lo basó en tres pilares: desarrollo económico, desarrollo social y protección del medio ambiente. El desarrollo sostenible busca el progreso socioeconómico teniendo en cuenta el cambio social, económico, político y cultural en pos de proteger el medioambiente y la calidad de vida, la salud, la educación y la cultura de todas las personas.

El objetivo de la sostenibilidad es erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Este puede verse resumido en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU.

La Responsabilidad Social Corporativa, Responsabilidad Social Empresarial y El gobierno ambiental, social y corporativo (ESG), son enfoques de desarrollo sostenible.

 

La llegada del ESG

Foto de Alejandro Chiappe“Las demandas de la sociedad de una operación sustentable y sostenible han llevado a la necesidad de establecer reglas de medición y normas de gestión específicas. En ese contexto surge la necesidad de demostrar en los hechos estos logros por parte de los distintos actores de la sociedad. Así, se plantea actualmente la incorporación de indicadores y ratios medibles como formando parte de la información pública de las entidades”, explica Alejandro Chiappe, socio líder de Advisory en Grant Thornton Argentina y referente de Sustentabilidad y ESG.

Es así que los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) comenzaron a resonar con fuerza ya que proporcionan criterios específicos en materia de sostenibilidad empresarial que la RSE no brindaba. Sin embargo, no fue hasta el año 2004 que el concepto ESG fue oficialmente mencionado en un informe conjunto de la ONU e instituciones financieras. Este informe llamado “A quién le importa, gana” (Who cares wins), sentó las bases para integrar el ESG con las estrategias de inversión.

En el 2006, las Naciones Unidas lanzaron los Principios para la Inversión Responsable (PRI), comprometiéndose en tres diferentes áreas: inversores responsables, mercados sustentables y un mundo próspero para todos. Su objetivo fue cumplir con la misión de formar “un sistema financiero global sostenible que recompense a sus usuarios en términos financieros y que beneficie tanto al medio ambiente como a la sociedad”. 63 empresas de inversión acordaron incorporar estos criterios del PRI en sus evaluaciones financieras:

  1. Incorporaremos asuntos ESG en los análisis de inversión y en los procesos de toma de decisiones
  2. Seremos propietarios activos e incorporaremos asuntos ESG en nuestras prácticas y políticas de propiedad
  3. Procuraremos una divulgación adecuada de los asuntos ESG por parte de las entidades en las que invertimos
  4. Promoveremos la aceptación e implementación de los Principios en el sector de las inversiones
  5. Trabajaremos de manera colaborativa para incrementar nuestra efectividad en la aplicación de los Principios
  6. Cada uno de nosotros presentará informes sobre nuestras actividades y progreso con respecto a la aplicación de los Principios.

“La aplicación de políticas ESG y su demostración tiene también impactos económicos y financieros abriendo la puerta al acceso a fondos en mercados de capitales orientados al financiamiento de estas iniciativas con costos altamente competitivos”, agrega Chiappe.

 

Similitudes entre RSE y ESG

Ambos enfoques de sostenibilidad priorizan la preocupación en el ambiente y la sociedad en la que opera la empresa. Velan por el respeto a las personas, su comunidad, por los valores éticos y el medioambiente. Expresan estos valores integrados en la gestión de la compañía, independientemente del rubro o sector.

Una empresa puede implementar ambos enfoques considerándolos complementarios, ya que ambos colaboran con la gestión del impacto de la organización en su comunidad.

 

Diferencias entre RSE y ESG

En 2001, la Unión Europea definió a la RSE en su Green paper: Promoting a European framework for Corporate Social Responsibility como la “integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores”. La responsabilidad social empresarial tiene un fuerte sustento en lo filantrópico y ético y se centra más en las acciones voluntarias que van más allá de las exigencias de la ley.

El ESG, por su parte, surgió en la comunidad inversora al permitir resaltar el riesgo de inversión en base a una matriz de factores ambientales, sociales y de gobernanza. El marco ESG ayuda a identificar los rendimientos ajustados al riesgo y destaca la relevancia para las oportunidades de capital.

Los reportes de sostenibilidad basados en ESG permiten presentar datos cuantitativos ya que el enfoque implica objetivos medibles. Mientras que aquellos basados en RSE, presentan información cualitativa sobre el impacto social y sirven para comunicar externamente los objetivos y logros con respecto al desarrollo sostenible.

 

La sostenibilidad en las empresas

Foto de Patricia Terraza“La integración de los elementos de ESG en las prácticas empresariales se ha vuelto fundamental en el panorama actual. Las empresas que adoptan un enfoque responsable y generan un impacto positivo en su entorno tienen mayores posibilidades de construir una reputación sólida, atraer inversionistas comprometidos y generar resultados financieros sostenibles a largo plazo”, sostiene Patricia Terraza, Gerente Sr. de Advisory y referente de Sustentabilidad y ESG.

Gráfico que da ejemplos de acciones en torno al ESG

Son múltiples las maneras de realizar acciones sostenibles en las empresas. Estas van desde donaciones a organizaciones del sector social, hasta la renovación de las plantas de trabajo para obtener una emisión cero neto de CO2.

Para citar algunos ejemplos, podemos mencionar como en las últimas décadas, se ha hecho más visible como las empresas productoras de contenidos audiovisuales invierten dinero en proyectos filantrópicos relacionados con proyectos ambientales, optan por procesos de trabajo sostenibles a la hora de producir una serie o película, se relacionan con la comunidad donde van a filmar, trabajan con ONGs e incluso buscan representar en las producciones un enfoque social de diversidad e inclusión para lograr la visibilización de minorías. Desde un enfoque ESG, las mismas compañías pueden tener como objetivos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero durante las producciones físicas de series y películas y anular su huella de carbono neta restante capturando el carbono.

En los sectores de producción energética también pueden mencionarse ejemplos. La industria Oil & Gas generó en la década de 1980 algunos de los peores derrames de petróleo que han ocurrido. Estos incidentes generaron cambios legislativos como la Ley de Contaminación por Petróleo de Estados Unidos. A partir del 2000, adhiriéndose al enfoque ESG, las empresas de este sector comenzaron a hacer grandes inversiones en tecnología para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, supervisar la fauna local en los ecosistemas productivos y mejorar su impacto en el medio ambiente. Actualmente, estas organizaciones cuentan con fuertes políticas y programas de diversidad e inclusión y coordinan trabajo en conjunto con los líderes locales y miembros de las comunidades donde operan. Esto se debe a que, para continuar sus operaciones, debieron implementar acciones que inspiren un nivel de validación social suficientemente fuerte y alianzas comunitarias en cada una de las regiones en las cuales se desempeñan.

 

La sostenibilidad en Grant Thornton

En Grant Thornton también tenemos asumido un compromiso con la sostenibilidad. Es así, que como Firma Global contamos con un Informe Global de Transparencia y cada firma elabora su propio Reporte de Sustentabilidad. Estos documentos dan cuenta de nuestro compromiso con nuestros colaboradores, nuestros clientes y nuestra comunidad.

Estamos alineados con los ODS propuestos por ONU en vista a la Agenda 2030 y nuestras acciones se enfocan en promover prácticas que tengan un impacto positivo a nivel económico, ambiental y social en las cadenas de suministro de nuestros clientes y proveedores.

Foto de Fernando Fucci“Enfrentamos grandes desafíos en el mercado argentino y también en el contexto global. Por esto, debemos priorizar la optimización de procesos para alcanzar modelos de producción y generación de recursos más sustentables. Alineados con los valores de nuestra red, promovemos políticas de diversidad, inclusión y paridad de género. La diversidad de nuestros equipos nos permite contar con una gran riqueza de perspectivas que hacen la diferencia en la experiencia que brindamos a nuestros clientes. Nuestra intención es continuar contribuyendo desde nuestro rol corporativo con la Agenda 2030 y los lineamientos en ESG de Grant Thornton Internacional”, sostiene Fernando Fucci, Managing Partner de Grant Thornton Argentina.