Desde la época colonial que Argentina tiene relaciones comerciales con Brasil, dinamizadas por la cercanía geográfica y las fronteras en común. Con la crisis de los años treinta la relación se afianzó, alcanzando valores muy importantes durante la Segunda Guerra Mundial. En esta misma época, ambos países estaban transitando un modelo de industrialización mediante la sustitución de importaciones (ISI) convirtiéndose en los dos países más industrializados de Sudamérica.
En 1991 con la conformación del MERCOSUR, Brasil pasó a posicionarse como el principal socio comercial de Argentina, tanto en importaciones como en exportaciones, permaneciendo siempre por delante de China y Estados Unidos. En 2011, Brasil fue el destino del 24% de las exportaciones nacionales, por un monto de US$17.317 millones (monto FOB), triplicando los envíos a China (US$6.033 millones) y cuadruplicando a Estados Unidos (US$4.248 millones).
La facilidad logística y los beneficios que otorga el MERCOSUR permite que Argentina exporte a Brasil productos que no puede ubicar en otros lugares del mundo, como los industriales; especialmente de la industria automotriz. De hecho, el 59% de las exportaciones realizadas a este país en el primer semestre del 2023 corresponde a manufactura industrial (MOI), de los cuales el 67% es material de transporte terrestre.
En este período, Argentina le exportó a Brasil más de US$5.720 millones (Monto FOB). El 15,2% de este total refiere a manufactura agropecuaria (MOA), el 13,7% a productos primarios y el 11,7% a combustibles y energía.
En las últimas tres décadas de intercambio comercial, Argentina registró un saldo positivo (más exportaciones que importaciones) respecto de Brasil solamente en 11 años, ya que las importaciones brasileras suelen ser productos clave para el esquema productivo argentino.
Para revertir esta tendencia o disminuir el déficit comercial, “Argentina tendría que comenzar a desarrollar activas políticas de exportación, con términos de intercambio más reales (por ejemplo, el tipo de cambio) y menos retenciones a las exportaciones para ser más competitivos”, reflexiona Arnaldo Hasenclever, Director del International Business Centre de Grant Thornton Argentina.
“A su vez debiera haber programas especiales que permitan a la pequeña y mediana empresa desarrollarse para que esté en condiciones de abarcar los mercados de exportación. Muchos Estados han apoyado activamente a las empresas nacionales para que estén en condiciones de proveer a mercados internacionales. Ejemplo de esto son algunos países del Oriente, que lo han logrado con la industria automotriz y otras industrias tecnológicas”, concluye Hasenclever.
La importación de bienes brasileros durante la primera mitad del 2023 fue de US$ 9.573 millones (Monto CIF), de los cuales el 51,1% son bienes intermedios, el 20% piezas y accesorios para bienes de capital, 8,9% bienes de capital, 8,7% vehículos automotores de pasajeros, 7,2% bienes de consumo y 4,1% combustible y lubricantes.
“Brasil es un gran productor de soja, el segundo a nivel mundial, por lo que no es llamativo que exporte en grandes cantidades. Mientras que Argentina también es un fuerte productor y el consumo interno del producto es cercano al 15%, comercializándose el 85% restante. Entonces enciende señales de alerta ver que se han importado US$1.443 millones de soja”, remarca Julia Adano, Socia líder de Impuestos y referente de Agronegocios en Grant Thornton Argentina.
“Pero esto tiene su correlato en la fuerte sequía que afectó a la campaña 22-23, sumada a las heladas que se vivieron en febrero y que comprometieron aún más los cultivos de soja y maíz. El rinde de la cosecha fue un 45% menor de lo previsto al inicio de la campaña y se prevé que la fina 23-24 también se vea comprometida, por lo que es de esperar que continuemos importando el cereal”, señala Adano.
Y agrega que “sin embargo, en los próximos años, si las condiciones climáticas no son tan difíciles como las del 2022/23, la cosecha argentina podría recuperar su rinde habitual. A nivel comercial, también es importante que los precios sean competitivos; ya que 2022 significó un récord de precios bajos de soja y esto también repercutió en el resultado negativo de las exportaciones nacionales”.
En el 2001 el economista británico y exjefe del Banco Goldman Sachs, Jim O’Neill, acuñó el término “BRIC” para describir a las economías de rápido crecimiento que dominarían colectivamente la economía mundial en 2050: Brasil, Rusia, India y China; sumándose en 2010 Sudáfrica. Actualmente el grupo aporta el 31,5% del PBI mundial, contra el 30,7% el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).
Desde 1999, Brasil cuenta con una política de metas de inflación para despejar las incertidumbres del mercado de capitales y brindarle más seguridad al Banco Central. Para este año está fijada en 3,25%, con una tolerancia de ± 1,5%.
En pos de mantener relaciones comerciales con la mayor economía de Sudamérica, la Embajada Argentina en Brasil, con el apoyo de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI), diseñó un programa de reducción de costos logísticos en Brasil con el objetivo de apoyar a las empresas argentinas que buscan exportar a este país, a través de la rebaja de costos logísticos de exportación.
Gracias a este programa, las exportaciones de origen argentino cuentan con tarifas reducidas en transporte internacional, despacho aduanero, certificados y otros trámites de importación y almacenamiento.
Sergio Verón, Socio Líder de Business Process Solutions y referente de Grant Thornton Argentina en la Cámara de Comercio, Industria y Servicios Argentino Brasileña (CAMBRAS), nos comenta que "este tipo de regulaciones, que alivianan los costos de las actividades comerciales entre ambos países son siempre muy positivas. Promueven la ampliación de mercados para las PyMEs y empresas del mercado medio nacional. En particular, este tipo de incentivos siguen posicionando a Brasil como el mercado de destino más atractivo para que una compañía argentina incremente su volumen de exportaciones o inicie su plan de expansión en otros mercados fuera del país".
"Decisiones de negocio donde el objetivo es ampliar el volumen de exportaciones a un mercado tan grande como el brasilero -sostiene Verón- seguramente repercutirán en la ampliación del mercado de empleo y el ingreso de divisas. Por otro lado, las estrechas relaciones entre ambos países promueven el incremento también de las actividades comerciales de empresas brasileñas en nuestro país, favoreciendo la tercerización de servicios y la instalación de nuevos emprendimientos".